En 1833, el Rey Louis-Philippe d'Orléans decidió convertir el Palacio de Versalles en un museo. A través de este monumento, desea exhibir obras que evocan grandes acontecimientos y figuras emblemáticas de Francia. Por eso el museo está dedicado "a todas las glorias de Francia". En principio, el museo debía contribuir a la reconciliación de los partidarios de los diferentes regímenes y reforzar la legitimidad del rey.

Tras la caída de Louis-Philippe, Napoleón III tomó posesión de las instalaciones y continuó el desarrollo. Versalles será ocupada por los prusianos en 1870 y el Imperio Alemán será proclamado en el Salón de los Espejos. En marzo de 1871, la Asamblea Nacional se trasladó allí.

A finales del siglo XIX, el historiador Pierre de Nolhac quiso devolver a Versalles su función de residencia real y reorganizar las colecciones, por lo que desmanteló parte de las instalaciones del museo. En consecuencia, ahora tenemos acceso a dos facetas de Versalles : la residencia real y el museo que encontramos a través de las salas que aún existen, estamos hablando de las galerías históricas que exhiben más de 6.000 pinturas y 3.000 esculturas.